Un día hablando con él, comentamos hacer algún dibujo en ella y me comentó de unas hojas.
Como siempre cualquier cosa que fuera le encantaba.
Quería que se mantuviera su color natural, por lo que se barnizó, manteniendo así el color que quería.
Se hicieron unas hojas alrededor de todo ella y en la parte curvada se enroscó el tallo terminando en una hoja.
La utilizó junto con la anterior, una en cada mano, hasta el final.
Los abuelos
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